Hola soy Marisol, nieta del Espartero, y escribo para contaros cómo he vivido este año las fiestas patronales de mi querido pueblo Somontín.
Como todos los años todo empieza en los bajos del ayuntamiento, la banda de tambores y cornetas ,cacahuetes, garbanzos y sangría, que este año estaba buenísima.
Más tarde las carretillas, ya pueden estar comprando pintura los «carretilleros».
Sí, las vísperas fueron geniales, pero lo mejor estaba por llegar… ¡Vamos levantaos que llegamos tarde a misa! ¡Date prisa que nos quedamos sin bancos! Si has estado otros años, te sonarán estas frases, pero este año no han servido de mucho los madrugones. A las once y media todo el pueblo estaba en misa, desde los bebés a los más veteranos, pasaron las doce menos cuarto y las doce en punto, el cura no venía, estábamos ya pensando en cambiar el orden cuando por la puerta grande aparece el cura (toda la iglesia soltó un suspiro, algunos pensaron hacer palmas).
Bueno, aparte de esto, la mañana fue genial y la tarde, dulce como el chocolate, y nunca mejor dicho, porque la Asociación de Mujeres se ofreció a preparar chocolate y torta para todo el pueblo.
El día de Santa Inés el cura, don Pedro Peña, llegó a su hora, no como el del otro día…
Pero lo más divertido fueron los negros, que año tras año, pese a ser día laborable, va en aumento de participantes. Hubo desde novias hasta cavernícolas, pero ni disfrazados, la banda soltaba sus tambores ni sus cornetas.
Lo único que siento es que este año no haya habido Moros y Cristianos.
El año que viene, si Dios quiere y no pasa nada, ¡¡¡yo repito!!!