Registro de relaciones entre Moros y Cristianos en la Villa de Somontín (Almería). Acto tercero.

Acto tercero

Paje
Los cristianos se presentan
en grupos y compañías
y yo defiendo a Marruecos
con esta fuerte gumía
pues soy cadete inhumano
de las tropas marroquinas.

Rey Cristiano
Al frente del enemigo
para probar mi venganza
os suplico embajador
le presentéis la batalla.

Embajador
Voy gustoso a obedeceros
y a enseñaros mi palabra.
El soberbio africano
que no quiso la paz
y la amistad que le ofrecí,
venga a mis ojos,
pruebe mi venganza
y el cuello indócil
a la par que rinda
y porque a los mortales
fatal empleo de orgullo sirva
al estribo del bruto generoso
mis trofeos confirmen mi dominio.

Rey Cristiano
No más, no más.
Basta soldado.
Si fuera muy tenaz
si no se humilla,
si no obedece,
derribarlo y muera.
Mandad hagan alto prevenido,
en el sitio propuesto y asistido.
De la caballería en escuadrones
haya fija la gloria. En batallones
fórmese la infantería,
que antes que acaso llegue el día
he de ver al contrario en tal estado,
que mísero, abatido y destrozado,
conozca la soberbia que lo inflama,
perdiendo todo el ser, su Reino y fama.

Roque
Y vamos caminando hacia el castillo
A que nos den cerezas y rosquillas,
pues yo creo, según advierto ahora
que seremos bizcochos antes de una hora.

Rey Cristiano
¿Tan poca confianza tienes en tu patrón?

Roque
No señor, que yo en todo siempre abogo
su santa protección.

Rey Moro
¡Alarma, alarma!

Rey Cristiano
¿Qué voces son aquí estas que resuenan?
que al asegurar terrible de la muerte
a la tierra, Marte se convierte?.

Roque
Moros son que alborotados
preparan sus municiones quiera
Dios que no nos den
con algunos coscorrones.
¡Hola moros, advertir
que esas joyas que tenéis
no quiero las entreguéis
yo no lo he de consentir.

Rey Cristiano
Nobles cristianos, campeones valerosos
ha de triunfar el turco furioso
de vuestro valor, espíritu esforzado.
No espero de vosotros tal perfidia,
sino que un castillo guarnecido
este mismo día, quede rendido.
Divídanse las tropas en varios
trozos circunden y rindan el castillo
y hagan prisionero a su caudillo.

Roque
Y para que llevar preso
a ese sultán furioso
si es más feo que un oso
y no nos dará queso,
dejémonos de eso
y si parece a vuestra excelencia
porqué parece indecencia
no prendamos a ese moro
no sea que se vuelva un toro
y nos quite la existencia.

Rey Cristiano
Roque, si eres cobarde
vuélvete a la tienda
para que nadie entienda tu cobardía
y la gloria de España
se pierda en este día.

Roque
¿Roque, señor, cobarde?
no por vida mía
que solo lo que siento
es que vuestra majestad
pierda su tranquilidad
paciencia y entendimiento.

Rey Cristiano
Caminad hacia el castillo
ninguno quede con vida
y solo al Soberano
prestad la atención debida.

Rey Moro
A las armas, musulmanes. Fuego.

Rey Cristiano
Las banderas tremolan ya rendidas
oigamos sus clamores
pare el sonido de tambores
y veamos si deben ser oídas.

Rey Moro
¡Somos vencidos somos vencidos!

Rey Cristiano
Cercad ese castillo campeones
y luego que se entreguen
tremolemos los pendones españoles.
Entregad moros las llaves.

Rey Moro
Sin honor no las entrego.

Rey Cristiano
Entregadlas, que el honor
también ha de ser hoy vuestro.

Rey Moro
Las tropas que a mí me siguen
capitulando prometo
que rendirán sus personas
y entregarán su armamento,
pero sus vidas seguras
quedarán de vuestro intento.

Rey Cristiano
¡Oh gran rey!
vuestras personas están reservadas
las tropas que trabajan,
y a las fuerzas que tú entregas
la libertad les prometo.

Rey Moro
Pues recibid estas llaves.

Rey Cristiano
Yo las aprecio.
Desarmad vuestros soldados
bajo el severo concepto
que si alguno se opusiera
a mi superior decreto,
le pasaré por las armas
y lograrán fin funesto.

Rey Moro
Podéis entrar sin cuidado.

Rey Cristiano
Pues al castillo pasamos.

Rey Moro
Aquí tenéis general
rendido de toda Asia,
desligadme el acero,
disponed de mi persona
pues que ya soy prisionero
en esa cárcel estrecha
a Sebastián tengo preso.
Recibidle pues, que yo
no lo conozco ni quiero.

Rey Cristiano
Gran señor
os vais a enterar primero
que no el interés ni el mando
anima nuestros aceros
sino que el Gran Fernando
de nuestra España portento
ejemplo de Santidad
y valor al mismo tiempo,
se propuso conquistar
no solo vuestros aceras
sino también vuestras almas,
que es lo que yo ahora pretendo,
concluida ya esta guerra.
Solo siento ahora
que vos estéis ajenos
de aquella felicidad
que el cristiano disfruta
y que esta no sea vuestra.

Rey Moro
Dime cristiano y ¿en qué consiste?
la vida eterna?

Rey Cristiano
En disfrutar de Dios mismo
que es la felicidad nuestra.

Rey Moro
¿Y como puede ser esto
en nuestra naturaleza?

Rey Cristiano
En conocer a su Dios
dueño de toda potencia.

Rey Moro
¿Como se conoce a Dios?

Rey Cristiano
Por lo que dicta Él mismo.

Rey Moro
Pues decidme algo de Él.

Rey Cristiano
Que me oigas te suplico.
Dios es la sabiduría eterna
creó el mundo y le impuso
mandato su providencia
este Dios Trino en persona
y Único en Naturaleza.
¿No miras una linterna?
¿No pasa por su cristal
la luz sin hacerle mella.
El Sol, ¿no entra en tu aposento?
¿Conoces por donde entra?
¿Entre abrojos no se crían
flores que entre ellas descollan?
Pues esta mujer feliz dotada
por Excelencia
fue flor entre los abrojos
y fue para la luz linterna.
Recibió la luz del Sol
sin tocarle a su pureza
y nunca recibió mancha
su humilde naturaleza,
y si Dios lo pudo hacer
¿a qué viene la duda vuestra?
Recibid pues el bautismo
abandonad vuestra secta
dejad a Mahoma infame
impostor que os embelesa
que con embustes y enredos
os priva la vida eterna.

Rey Moro
Me parecen tus palabras
razones muy lisonjeras,
fuertes, terribles y grandes
mejor que las de mi secta.

Jamete
Maldito si me bautizan.

Roque
Tú, simplicidades dejas.
Mira: el cristiano disfruta
comodidades honestas,
come conejo y faisán,
tocino, jamón perdido,
gallinas y gallinetas,
y otras muchas cosas buenas
que vuestra Ley no permite
y sí, la religión nuestra.

Jamete
Pues viviendo de esa manera
también me convierto yo
a esa religión tan buena.
Dime cristiano, ¿Y habrá
también unas poquitas
de abejas, avispas, pulgas y moscas,
castucos y sanguijuelas
ventosas y sinapismos
melocotones y brevas,
que por detrás de las orejas
se les pueda aplicar
a la gente forastera
y aquella que mal quiera?

Roque
Si, y luego irás a mi casa,
y verás aquellas paneras
llenas de trigo, garbanzos,
centeno, mijo y avena,
panizo, jazmín, lentejas,
pesos, duros y pesetas:
tú, tomarás los que gustes
para jugar cuando quieras
tendrás novias a montones
y les cantarás copletas.
En fin, gozarás de todo
y te divertirás
más que se usa en tu tierra.

Jamete
¿Y sin bautismo me dejas?

Roque
No, que te lo darán allí.

Jamete
Pero me lo traerán aquí.

 Roque
No, que eso lo dan en la iglesia.

Jamete
Vaya a priesa, vaya a priesa.

SUPLICAS

Paje
Como niño yo te pido
postrado aquí, en este suelo
que perdonéis a mi Rey
las ofensas que os ha hecho.
Madre sois de pecadores
esposa del Rey eterno
nuestro amparo, nuestra guía,
y también nuestro consuelo.
Ni se ha dicho, ni se dirá,
con los andares del tiempo,
aquel que llegara aquí
no haya encontrado consuelo.
Sí madre y señora mía,
hermosura de la tierra
danos la paz en esta vida
y gloria en la venidera.

Rey Moro
¡Oh mi Reina soberana!
¡Oh mi Soberana Reina!
¡Oh reina del Cielo hermoso!
¡Oh hermosura de la tierra!
¡Oh emperatriz dadivosa!
¡Oh modelo de clemencia!
¡Oh madre del Dios más grande!
¡Oh consuelo de indulgencia!
¡Oh madre mía, tus hijos
son mis soldados que impetran
que olvidando sus defectos
oigas benignos sus quejas!

Yo con ellos, vil infame,
me burlé de tu pureza,
mofé tu divinidad,
me reí de tu grandeza,
más ahora que conozco
madre mía que eres tierna,
eres modelo de afable,
iris de eterna clemencia,
la Madre del Dios más grande.
Reina de los serafines,
soberana de la tierra,
que recibes en tu amparo
a todo aquel que te impetra.

Vengo pues, madre
mis tropas ya sin dureza
no secuaces de Mahoma,
sí adictos a tu pureza:
te dirigieron oprobios,
mas esperan tu demencia
vuelve tus ojos María
¿no ves cómo ya les pesa
de su necia obstinación?
¿No ves que sus tristes ojos
esperan ya tu perd6n?

Si la obtuve, no lo dudo
mi lengua desenfrenada
os colma de bendiciones.
¿Quién tuviera las entrañas
tan puras como una virgen
y en tu honor sacrificarlas?
¡Quien cristiano hubiera sido
toda la vida pasada!
¡Quién un puro corazón
sacrificara en tus aras!.
Más ya que en esta ocasión
se me ha ofrecido tu gracia
no quiero perder momento
que un puro remordimiento
a mi existencia amenaza.

(Se levanta y se dirige al cristiano diciéndole)

Volemos nobles cristianos
con tus almas y tus lenguas
me has cautivado dos veces
corramos hacia ese Dios.

Fin del Tercer Acto

FIN