Para la extracción del talco de las entrañas de la sierra, utilizábamos diferentes herramientas, según fuese la explotación: pozo o mina, pero en líneas generales los utensilios eran éstos: tornos, ganchos, cuerdas o sogas, picos, azada, espuertas o esportones, carburos, marro, puntero, barrena, dinamita y mecha.


El torno era un aparato o artilugio de madera, de forma cilíndrica, de un grosor aproximado de 25 a 40 cms. y un largo de poco más de 1 metro, situado en la boca del pozo sobre dos puntos anclados en el suelo en forma de cruz, llamados tijeras, sobre las que se sustentaba el torno por su eje central, que era de acero y lo atravesaba de parte a parte, al que a la vez se extendían o añadían los brazos o manivelas, llamadas cigüeñas, para hacerlo girar, servía en primer lugar, para bajar y subir a los mineros, éstos metían una pierna en el fardón y bajaban al fondo del pozo, para proceder a su trabajo, cuando los picadores llenaban las espuertas de jaboncillo, las enganchaban por las asas a los ganchos, que se sujetaban a la cuerda y desde la parte de arriba del pozo, otros compañeros hacían girar al torno, que por un lado iba enrollando cuerda y por el otro la iba soltando, al subir la espuerta cargada de talco hasta arriba del pozo, uno de los compañeros la cogía, la desenganchaba y depositaba el jaboncillo en el montón que estaba situado en la placeta que se hacía alrededor del pozo, a pocos metros de la boca del pozo, rodeando este montón se solía poner una base de piedras, para evitar que en caso de lluvia el jaboncillo pudiera ser arrastrado por el agua.

a ambos lados las cigüeñas). (Colección: Antonio Azor Oliver)
La cuerda que se utilizaba en la extracción del talco, era de esparto y de un grosor bastante estimable, ya que había de soportar mucho rodaje sobre el torno y mucho peso, también tenía un gran longitud, debía poseer más del doble de la profundidad del pozo.

Los picos de los mineros de Somontín, eran de acero, ligeros si se habían de utilizar con una sola mano, éste medía unos 25 cms. de largo y el astil medía unos 50 cms., éste era el más usado y práctico, debido al reducido espacio en el que se habían de emplear, no podían tener unas grandes dimensiones, en ocasiones se podía utilizar un pico más grande, asido con las dos manos y de doble uso, en un extremo acababa en punta y en el otro terminaba en zapa u hoja muy estrecha y cortante, que tenía una longitud de aproximadamente unos 50 cms. y 1,10 metros de astil, que quedaba sujeto al pico por la hendidura central, con éste se conseguía mucha más productividad y mejor desarrollo del trabajo. Se empleaban tanto en las minas como en los pozos.

La azada que se utilizaba, en algunas ocasiones en las minas y pozos era de acero y debido al espacio donde se empleaba, tenía unas dimensiones muy pequeñas y un astil corto de unos 75 ó 100 cms., se empleaba especialmente cuando se iniciaba la explotación para abrir la boca de la mina o pozo y para recoger y llenar la espuerta del material que se había picado.

Las espuertas o esportones, eran unas vasijas pequeñas, hechas de esparto, muy adaptables a las estrechas galerías y trancas, por donde debían en ocasiones arrastrarse llenas de jaboncillo, con una capacidad de un medio quintal, aproximadamente 25 ó 30 kgs…

El carburo era un artefacto con el que nos proporcionábamos la luz dentro del pozo o mina, tenía una forma de cilindro metálico, se desmontaba en dos partes que se unían mediante roscas al girar, en la parte baja se depositaba la piedra de carburo, sobre una capa de cenizas, la parte alta se llenaba de agua, al abrir el paso del agua y entrar en contacto con la piedra de carburo, se producía un gas, que era guiado por un conducto interno hasta la boquilla de salida, que estaba situada en la parte alta exterior del carburo, donde se producía la llama de luz que necesitábamos para trabajar en las entrañas de la tierra, la llama de luz se podía manipular mediante una pequeña rueda situada en la parte alta y externa del carburo, que girando hacia un lado u otro abría o cerraba el paso del agua hacia la piedra de carburo: a más paso de agua, más producción de gas, lo que era igual a más intensidad de llama o luz. Tenía un asa que se sujetaba en los laterales y al asa se le añadía un gancho metálico que servía para colgar el carburo donde más nos convenía para hacer nuestro trabajo.
La piedra de carburo está formada por una combinación de carbono con un cuerpo simple, el carbono cálcico, es de un color gris y se obtiene calentando la cal viva en un horno con carbón, que al entrar en contacto con el agua, reacciona y se produce el acetileno o gas.

El marro era una herramienta que se utilizaba para golpear la barrena y el puntero, cuando se encontraban cantos o vetas rocosas y la única manera de rebajarlos era a base de golpes contundentes, está formado por una pieza de acero macizo de forma rectangular, con un agujero en el centro de su cuerpo, que sirve para sujetarlo al astil, su peso oscila entre unos 5 a 7 kgs.
La barrena y el puntero se utilizaban golpeándolas con el marro, para rebajar las rocas o hacer el agujero donde colocar la dinamita, para abrir la roca a base de barrenos, el puntero y la barrena era de acero macizo.
El barreno o carga de dinamita se utilizaba cuando a base de golpes no se podía avanzar en la extracción del jaboncillo y había que abrirse paso en el interior de la mina de forma contundente, para seguir el camino natural de las vetas del talco, se hacía una agujero en la roca a base de barrena y marro, y en él se colocaba una carga de dinamita, a la que se le conectaban los metros de mecha que fueran necesarios, para asegurarse que la explosión del barreno no alcanzase a los mineros, se prendía fuego a la mecha y al llegar a la dinamita, ésta explosionaba, reventando la roca.
La mecha era un hilo o cuerda fina, de un grosor aproximado de 0,50 cms., de color negro, envuelto y cerrado, en el centro de su interior había un pequeño tubo que estaba lleno de pólvora, a la que se le prendía fuego para que lo transportase hasta la carga de dinamita o barreno para que estallase, la mecha era la línea que marcaba nuestra distancia de seguridad antes de explosionar el barreno.

