Durante el tiempo que estuvo vivo el juego de la mecas en Somontín y en la cuenca del río Almanzora, se disputaban apasionantes encuentros eliminatorios entre pueblos como Tíjola, Bacares, Suflí, Sierro, Bayarque, Somontín, y otros, después durante muchos años, se jugaban la final los dos equipos que habían conseguido eliminar al resto de pueblos, ésta tenía lugar siempre coincidiendo con las fiestas de la feria de Tíjola, que era la más importante de la zona y a la que acudía mayor número de personas.
Estas tripletas, competían por algo más que un simple encuentro deportivo, había un trasfondo de orgullo y de amor propio, de lucha reivindicativa, de pasión, que a veces no acaba de la manera más deportiva que se podía esperar, ya que los contendientes se jugaban un prestigio, una admiración y un valor delante de sus paisanos y familiares, y una derrota ante un pueblo rival era casi igual a una deshonra personal.