Autora: Juani Reche Oliver - Año: 2022

Queridos paisanos
Es un honor pregonar con vosotros la alegría que sentimos los somontineros y somontineras al poder celebrar nuevamente las fiestas de nuestro pueblo después de dos años de pandemia. Ya era hora de ver nuestras calles llenas de gente, de volver a juntarnos y abrazarnos. Pero paisanos, no hay que bajar la guardia, la lucha contra el covid no ha terminado, continúa en nuestras calles. Celebremos con precaución.
Han sido dos años muy duros en los que habéis demostrado que sois una familia, unida más allá de lo cercano o lejano de nuestros lazos de sangre, un pueblo solidario que se ha blindado para cuidar y proteger a los suyos.
Quiero aprovechar para dar las gracias por todas las muestras de cariño que los sanitarios hemos recibido cuando íbamos a trabajar sin saber a qué nos enfrentábamos. Pero también para agradeceros vuestra labor. A todos los vecinos que habéis permanecido en Somontín durante el confinamiento, porque cuando no podíamos desplazarnos a nuestras casas por vivir lejos, habéis cuidado de nuestro pueblo, sobretodo de sus mayores, a los que habéis apoyado y protegido, a los que llevabais comida y medicinas puerta a puerta, pero siempre con distancia y tras una mascarilla que ocultaba la sonrisa de cariño que había detrás. Un pueblo del que sentirse orgullosa.
Para los que no me conozcan soy Juani, nacida en el Molino de Amador “El Figurín”, fruto del amor que se procesaron hasta el último día los primogénitos de dos grandes familias; los Reches y los Figurines. Dos familias emprendedoras y luchadoras que regentaban una almazara y un molino, por lo que uno de mis primeros recuerdos es mojar hogazas de pan en las tinajas de aceite.
Mi padre, Juan Reche, todo un caballero noble y de buen corazón que hace un año nos dejó, pero que está presente esta noche en la memoria y en el corazón de cada uno de los miembros de su familia, y que a buen seguro desde arriba estará orgulloso de que hoy esté pregonando sus fiestas y preguntándose, como yo, qué habré hecho para merecer este honor.
Dicen que detrás de un gran hombre hay siempre una gran mujer, mi madre, Serafina, La Sera para los amigos, la que nos sigue cuidando y mimando como siempre lo ha hecho. Una guerrera nata que tiró adelante con todo y más, luchando por su familia para darnos un futuro mejor.
Si bien mis primeros años los viví en el pueblo, como tantas otras familias de la época, tuvimos que abandonar Somontín, cuando mi padre ingresó en la Guardia Civil, con diferentes destinos, pero teniendo claro que su verdadero hogar siempre estaría aquí, donde volvíamos por vacaciones.
Volver a Somontín es evocar bellos recuerdos de la infancia y la adolescencia. Os invito a disfrutar de mi tierra, de su gente, de su naturaleza y como no, de sus fiestas, a recorrer sus empinadas calles y senderos, no hay nada como dar un paseo a la Agúilla, subir a los pinos divisar a nuestro precioso pueblo desde las alturas, o disfrutar de las vistas que nos ofrece el Balcón del Almanzora.
Recuerdo con añoranza, tomar el fresco en la calle Las Parras, jugar a la brisca, viajar ocho o más en un seiscientos para celebrar las matanzas en familia, comer moras en “la Cañá el Neo”, ir a coger agua y lavar la ropa en los caños, y como no, los baños en las balsas, en las que nunca cogíamos conjuntivitis ni otitis ni nada que terminase en “itis”, pero que refrescaban nuestras tardes calurosas de verano.
Esto lo diré, quizás, en voz baja; lo que si cogíamos era alguna que otra fruta de algún bancal para merendar. El problema, como es normal, era que el dueño te viese coger alguna manzana o algunas ciruelas, había a quienes no les importaba, pero a otros… Bueno, alguna pedrada me he llevado. Igual que hacéis ahora algunos de vosotros con los limones, las naranjas o las cerezas cuando bajáis por el molino, pero no os preocupéis, no os lo tendré en cuenta.
En definitiva, fuimos una generación feliz, en mi caso tuve la suerte de tener un pueblo donde recuperar las fuerzas cada verano para pasar todo el año en la capital, era nuestra cura, recorríamos las fiestas de toda la comarca y al final descubrimos que las mejores eran las de nuestro pueblo.
Os invito a celebrar todas nuestras fiestas, no solo las de agosto. A aquellos que nos visitáis espero que volváis para pasear la rosca en San Sebastián, participar de los Moros y Cristianos, adelantarse al Carnaval con “los Negros”, celebrar una Semana Santa tan recogedora como ruidosa con la traca y quema del Judas, a merendar los hornazos por San Marcos, despertarse al amanecer con el sonido de la Aurora, compartir la devoción a la Virgen del Rosario, Santa Ines, la Dolorosa y como no… a la Virgen del Pilar, visitarnos en el Puente de los Santos para acompañar a nuestros difuntos con una solemne misa y recordarlos mientras tomamos unas castañas y un buen chimichurri, o celebrar la Navidad gritando “Pascua es”.
Mantengamos nuestras fiestas, mantengamos nuestros pueblos, sigamos luchando por el futuro de Somontín, porque sin nuestros pueblos, Andalucía se quedaría huérfana, en ellos se guarda la sabiduría de la tierra y sus tradiciones.
Cuidemos el nuestro, por nosotros, por los que se han ido y por lo que vendrán.
Por todo ello:
Viva Somontín mi pueblo
viva San Sebastián mi patrón
Viva los somontineros
Que de Somontín, soy yo
JUANI RECHE OLIVER