Autor: Baldomero Oliver Navarro, el "Rulo" - Fecha: 8 de enero de 2012
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¿Quién fue Don Juan Varela?
Don Juan Varela, maestro, que ejerció durante bastantes años en Somontín, desde finales del siglo XIX y a principios de siglo XX; por aquellos días muchos somontineros tuvieron la suerte de contar con un maestro inquieto y emprendedor, que además de ejercer su profesión como maestro y enseñar todo lo que podía a un buen y nutrido grupo de niños, aproximadamente unos 40 ó 50 por curso (según me contaron varios familiares que fueron alumnos suyos, especialmente mis tíos Baldomero y José García), el maestro se implicó todo lo que pudo en la labor de recuperación de signos de identidad y en la vida social de nuestro pueblo.
Vivía de alquiler en la casa de los “Tremedales” y allí abrió su escuela privada de enseñanza básica, a la que acudían los niños que sus padres podían pagar sus enseñanzas, ya que entonces no había enseñanza gratuita para todos y menos obligatoria.
Don Juan García Varela, contrajo matrimonio en segundas nupcias, ya que era viudo, aquí en Somontín, con una hija de don Felipe Gómez de Mercado Villaespesa, llamada Carmen Gómez de Mercado González, el día 8 de Diciembre de 1911, circunstancia que consta en la Sección 2ª del Registro Civil de Somontín al Tomo 9, Folio 37 Vtº del citado registro y Juzgado de Paz. (aclaración realizada por Manuel Acosta Acosta)
El inicio de la banda y la Academia
Una de las tareas que por iniciativa propia emprendió, fue la reagrupación y formación de la banda de música del pueblo, por aquellos días había algunos músicos en el pueblo, pero estaban desperdigados y él los asoció para motivarlos y crear una banda de música, y así comenzaron poco a poco a juntarse un variado número de instrumentos y crear un amplio grupo de músicos aficionados, que tras muchos ensayos, logró que fueran afinado bien y se decidieran a realizar actuaciones y conciertos en nuestro pueblo y pueblos vecinos.
Un buen día se presentaron a un concurso de bandas de música de la comarca en Tíjola y lo ganaron, lo que sirvió para motivarles aun más y que el número de alumnos creciese ostensiblemente.
Esto conllevó a que en Somontín se abriese una primera Academia de Música, que en un principio se instaló en los bajos de la casa de mi abuela materna Carmen Mesas, que estaba en la Plaza del Santo y que más tarde fue la habitada por mi tía Rosa Navarro y su marido, el mencionado anteriormente José García, que era uno de los músicos de la banda.
Los conciertos del domingo
La banda comenzó por aquellos tiempos a actuar cada domingo en Somontín, al finalizar la misa del mediodía daba un concierto con lo que habían ensayado durante la semana en Los Álamos, al que asistían casi la totalidad de los habitantes del pueblo, se especializaban en música popular y pasodobles.
Al finalizar los conciertos los domingos, el alcalde del pueblo los invitaba a tomarse unos refrescos (palomitas, aguardiente y agua) o unos vinos, que se acompañaba con un buen puñado de garbanzos torrados, en uno de los 2 bares que existían en el pueblo; el «Tío Zaradío» era el propietario de uno de ellos que estaba ubicado en la calle La Sierra en lo que más tarde se convirtió en la carpintería de los «Políos», hoy casa de Juan «Polío» hijo de Trinidad y el otro era de Juan Galera, que también era músico de la banda y estaba en la misma calle La Sierra a unos 100 metros del anterior, en la esquina de callejón que baja a la calle de María Guerrero actual y el callejón de la casa de Pedro «el Galindo», aquí acudían más asiduamente, ya que este local contaba con una gran terraza y dos habitaciones dedicadas al bar y otra destinada a tienda de productos varios.
También era muy corriente que en las actuaciones de la banda, sobre todo en los días de frío, alguien se encargara de tener atendidos a los músicos y les asistiera de tanto en tanto con un buen trago de aguardiente del «tío Pedro Castellón», nuestra bebida mágica 100 %, nos servía para todo y estaba hecha en el alambique que él tenía en el cortijo y que básicamente se componía de higos y uva, en proporción 3 arrobas de uva por 1 de higos, lo que daba aproximadamente 1 arroba de aguardiente, o lo que es igual a 16 litros de aguardiente, por su trabajo él se quedaba con 2 litros por arroba, en el verano el sobrante que tenía lo vendía por los cortijos de la sierra o lo cambiaba especialmente por grano.
Durante muchos años, casi toda su vida, el «tío Pedro Castellón» se encargó de hacer casi todo el aguardiente que se bebía en Somontín, y que nos servía para hacer otra bebida típica nuestra como es el «Chimichurri»: mosto y aguardiente, la medida más usual para hacer el «Chimichurri» es: 4 litros de mosto por 1 de aguardiente, esto depende de cada uno, de lo fuerte o suave que lo quiera.
Los miembros de la banda
En aquellos tiempos, muchos jóvenes y no tan jóvenes se animaron a incorporarse a la banda y de ella salieron unos cuantos talentos que más tarde pudieron vivir de la música, como Juan «Cates», tocaba el saxofón de maravilla y se incorporó en Madrid en una banda de música profesional.
También destacó Vicente «Benigno» de la familia «Guarachas», que ha fallecido hace poco con casi un siglo de vida, él era autodidacta y casi todos los somontineros, con más de 50 años, seguro que han escuchado su acordeón en muchas ocasiones con motivo especialmente de las fiestas de San Sebastián, era una delicia oírle, al finalizar la guerra, casi todos los fines de semana al atardecer, nos deleitaba con un montón de piezas en la Plaza El Santo, que se llenaba de gente que acudía para oírle y a bailar.
Había además de Benigno, otros dos músicos de Somontín, especialistas en el manejo del acordeón, que rivalizaron con él y nos deleitaron con su habilidad, cuando se ponían de acuerdo y tocaban juntos, era un concierto apasionante, lleno de alegría y de sana competición, estos eran Juan Miguel Chacón y Juan Resina.
También, en algunas ocasiones, pudimos contar para animar nuestras fiestas con otro músico no menos diestro en el manejo del acordeón que los anteriores, este era Pepe Carrillo de Olula del Río, trabaja de albañil en el pueblo y muchas tardes después de finalizar su trabajo se animaba y no deleitaba con su música.
Otros componentes de esta primera remesa de músicos, que bajo la batuta del maestro D. Juan Valera destacaron, fueron:
- Friscornio: Pedro Castellón
- Bajo: José García
- Bombardino: Antonio Reche
- Saxofón: Pedro Pérez (hasta que se fue a Caniles a ejercer de maestro)
- Saxofón: Juan «Cates»
- Oboe: Juan «Ollas» Castellón
- Cornetín de órdenes: Pepe Padilla
- Trombón de baras: Juan Reche
- Trombón: Gervasio «el Rulo»
- Trombón: Antonio Navarro
- Trombón y bombardino: Pepe «Faustina»
- Platillos: Juan «Bautista»
- Clarinete: Francisco «el Sacristán»
- Clarinete: Antonio «el Nene»
- Clarinete: Frasco «el Nene»
- Tambora: Juan Galera
- Gervasio «el Civil»: Era el comodín de la banda, lo tocaba todo