Compañías de explotación

A mediados del siglo IXX, aproximadamente 1850, se comienza a vender algún material, que se dedicaba sobre todo a realizar piedras de sastre, que en principio fue el primer aprovechamiento al que se dedicó el talco que se sacaba de Somontín debido a su gran calidad, según contaban los antiguos.

Con la afloración del talco en Somontín, llega la necesidad de organizarse y rentabilizar al máximo la explotación industrial de tan rico y apetitoso pastel económico, y así se crea la primera compañía: que en un principio estaba formada por Anselmo Echeverrías, Manuel “Diego” Acosta, Gervasio “Faustina” Acosta y Serafín “Teto” Ramos (padre de Dolores “la Muda”), y al no obtener rentabilidad alguna, ante el incierto futuro, tanto Gervasio como Serafín deciden salirse y así queda formada la “ECHEVERRÍAS & ACOSTA”, que se dedica a concentrar y adquirir todo el talco que sale de la Sierra de Somontín, para transportarlo a los lugares de refinamiento e industrialización.

Como dato anecdótico hemos de recoger que allá por el año 1918, se funda otra compañía de nacionalidad inglesa: “THE SOMONTÍN MINES LTD”, que también se dedica a la compra del jaboncillo y a su comercialización, pero debido al poco negocio que había en aquellos tiempos, su existencia duró muy poco tiempo.

Hasta que por los años 1928-1930 en que se nos presenta una nueva alternativa, la de los “Leoneses”, al frente de la cual estaba el Sr. Gabiolí, que también tenía minas en propiedad en la provincia de León, pero el material que se sacaba en Somontín era de una calidad infinitamente mejor, éste señor era buen conocedor de los mercados nacionales e internacionales, y encontró en Somontín la materia prima necesaria y adecuada para rentabilizar cualquier inversión económica, así pues llegó la competencia a la antes establecida, gracias a esto la explotación del jaboncillo comenzó a tomar fuerza y a ser conocida la calidad del talco de nuestro pueblo y se inició un periodo de máximo rendimiento en la extracción de talco, de lo que se vieron beneficiados los mineros del pueblo, que consiguieron mejor precio para su producto y mejorar su maltrecha y dura vida.

Sobre estas fechas, Somontín conoce la época más blanca de su historia, con la unión de la “COMPAÑÍA DE LOS LEONESES” y la “ECHEVERRÍAS & ACOSTA”, en el pueblo por aquellas fechas había más de 500 caballerías y durante más de un mes se estuvo bajando jaboncillo a la Estación de Purchena, a razón de 5 vagones de tren de mercancías diarios, la entrega final fue de 150 vagones.

En esta época dorada del blanco mineral de Somontín, se llega a una producción récord, se consigue sacar sólo en nuestra sierra, más del 45 % de la producción total del estado español.

Como en todo negocio que se precie, con la llegada de los “Compañía de los Leoneses” a Somontín, se crea un período de inestabilidad y de crispación social, ya que los anteriores empresarios no tenían competencia y prácticamente hacían lo que querían, poniendo y pagando el precio que estimaban oportuno y si lo quieres lo tomas y si no pues te comes el talco. La “Echevarrías & Acosta” se opuso, poniendo todo tipo de trabas a la entrada de los Leoneses, pero al final la presión de los mineros que se les echaron encima, ya que oyeron nuevas premisas de mejora, y por otro lado, la fuerza económica del Sr. Gabiolí, por lo que no les quedó más remedio que ceder a esta presión y así pues, la “Compañía de los Leoneses” se hace con el 51 % de la Cía. “Echeverrías & Acosta” y ésta se establece en la Estación de Purchena.

Para llegar a estos acuerdos, se organizó una representación de los mineros de Somontín, encabezada y dirigida por el sindicato de más representación: la UGT, del que era su presidente Juan Reche Reche “Cocón”, padre de Luis “Cocón” (hasta hace poco tiempo fue cartero del pueblo y hoy ya desaparecido) y el “tío Frasco Navío”, éstos se desplazaron a Purchena para estar presentes en las negociaciones y seguir en directo, lo que se negociaba en dicha transferencia de poderes o fusión de empresas, y como comprobante, traerse una copia de los acuerdos que se tomaron ante notario; con esta operación comercial, el pueblo comenzó una nueva era más rentable y fructífera para sus intereses, ya que anteriormente apenas se podía comercializar el jaboncillo, ante la falta de mercados de la “Echeverrías & Acosta” y el bajo precio al que se pagaba.

Con motivo de este acontecimiento la hermana de “tío Frasco Navío”, María que era una persona muy alegre, despierta y a todo lo que acontecía en el pueblo le sacaba su cancioncilla, tuvo una dedicación especial al acto y lo plasmó con la siguiente ocurrencia:

Cuando vino Gabiolí,
Frasco no tenía chaqueta
y le dió Gregorio una
para bajar a Purchena.

Lo que nos da una idea, de cómo andaban las cosas económicamente por el pueblo, en aquellos años.

Esta unión-fusión-absorción: “Compañía de los Leoneses” y la “Echevarrias & Acosta”, se denominó SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL TALCO (S.E.T.).

Más tarde se crearon otras compañías con mayor o menor volumen de negocio y tiempo de duración, como fue la creada por PEPE OLIVER, la de RAMÓN “EL CHINITO” de Tíjola (marido de Dolores “la Muda”), ANGEL SALAS, que tuvo una corta duración, pero muy rentable, ya que actuó en los años de más abundante extracción de jaboncillo y operaba en un molino que había junto a la «Venta el Judío» en Purchena y la de DIEGO RUIZ, que fue la que más tiempo duró en la explotación del talco y hoy en día aun sigue, enclavada en el mismo lugar, muy modernizada, totalmente adaptada a otro tipo de explotación, ya que se ha convertido en una de las fábricas más importantes de la provincia de Almería, dedicada a la molienda de piedra de mármol, para productos y preparados de la construcción.

Vista desde el interior de una mina hacia la salida. 
(Colección: Ramón Navío Pérez)
Vista desde el interior de una mina hacia la salida. (Colección: Ramón Navío Pérez)

Desgraciadamente para nosotros hoy en día, todas estas minas y pozos están enterrados, sólo sobrevive al paso del tiempo la “Mina el Pinato”, de la que fui copropietario y a la que durante un montón de años de mi vida le he dedicado todo mi esfuerzo y trabajo, a la que le debo agradecer la entrega generosa de su riqueza, que me permitió a mí y a mi familia poder vivir un poco más dignamente.

Interior de la galería de una mina. 
(Colección: Ramón Navío Pérez)
Interior de la galería de una mina. (Colección: Ramón Navío Pérez)