La narración que voy a desarrollar en adelante en el presente artículo, está basada principalmente en el punto de vista personal del autor del escrito y por otra parte, de las muchas referencias que me llegaron, principalmente de mi padre: Pedro “el Rulo” Oliver Oliver y mi suegro: Gervasio “Faustina” Acosta Cañabate y de otros antepasados nuestros, que hoy ya han desaparecido.

El objetivo primordial de este relato y mi intención es: el haceros llegar y notificaros a las nuevas generaciones de somontineros, o refrescar la memoria de los otros más mayores, cómo fue la manera de defendernos no hace mucho tiempo y de donde provenía la mayor fuente de riqueza en la que vuestros antepasados más cercanos, en muchos casos, se tuvieron que mover para conseguir su sustento diario, sobrevivir en otros y en unos pocos, conseguir una cierta fortuna.
Fueron días muy duros para todos los somontineros, en los que tuvimos que adaptarnos a lo que nos deparó la vida, eran momentos de salir adelante como fuese, día a día, donde el horizonte, la línea que nuestros ojos podían divisar, no llegaba más allá de los límites de nuestro pueblo, o apenas podíamos pasar, como mucho, a los pueblos de la comarca del Almanzora, no llegábamos mucho más allá, ya que no había los medios de comunicación y transporte que hoy se poseen y por tanto estábamos anclados en nuestro querido pueblo sin muchas más posibilidades de cambio.
Si la línea del horizonte era muy corta y no llegaba lejos, nuestra imaginación también estaba limitada y no podía viajar mucho más allá, por aquella época no había muchas referencias de lo que el futuro nos podía deparar, no teníamos ventanas llenas de imágenes, televisión, internet, o noticias rápidas de lo que estaba pasando en el resto del mundo, más bien estábamos casi aislados, encerrados en un pequeño término municipal, situado al pie de una sierra, a donde apenas llegaba algún periódico de la época con algunos días de retraso o semanas, y poco más tarde comenzábamos a sentir alguna emisora de radio que a duras penas podíamos sintonizar, pero en torno a la misma, casi todo el pueblo se reunía para saber las últimas noticias, aunque no nos afectase, o no nos importase demasiado lo que decía, o nos resultase casi increíble de imaginar, el que en una caja de madera pudiera haber tanta gente hablando.
En este ambiente quiero situaros, para que comencéis a tener una pequeña idea de cómo era el Somontín del final del siglo XIX y comienzos del XX y posterior, donde vuestros abuelos y padres se tuvieron que desenvolver, luchando diariamente para conseguir vivir lo mejor y más dignamente posible.
Espero que el relato sea de vuestro interés, y quiero deciros que es mi visión particular, enriquecida por lo que me transmitieron otros, a los que también, con este recuerdo, deseo honrar su memoria y la de todos los somontineros que han luchado como verdaderos jabatos, para conseguir que Somontín siga hoy vivo y lleno de esperanza hacia el futuro. Sólo intento transmitirlo, para que el día de mañana todo esto no quede en el olvido.
El presente escrito está abierto, para que cualquiera de vosotros que tenga otra interpretación o más datos que enriquezcan éste, los aporte y entre todos podamos recuperar algo de nuestro pasado, que es de todos y a todos nos pertenece.
Un fuerte abrazo a todos somontineros y a todos los que de alguna manera se sienten ligados y quieren nuestro pueblo.
