Otro de los regalos que nuestra sierra nos ha ofrecido, ha sido la gran variedad de fauna que hemos tenido y de la que nos hemos aprovechado, sirviendo de despensa natural en algunos momentos, aportándonos la caza de los animales criados en la libertad de la sierra, siendo un complemento alimenticio lleno de proteínas, en el que la caza de los jabalís, perdices, conejos, liebres, palomas y otros, se ha realizado constantemente, tanto si ha estado permitida como si ha sido prohibida, la caza se ha realizado siempre y de todas maneras: con escopeta, con trampas, con cepos, con liria, etc., no le hemos dado tregua a los animales que han pasado por nuestra sierra, siempre ha habido algún cazador esperando.
En Somontín a lo largo de los años, han existido muy buenos y renombrados cazadores, voy a citar a unos cuantos, arriesgándome a dejar en el olvido algunos otros que también merecen ser citados, éstos han vivido en diferentes épocas, como por ejemplo: el “tío Verdejo”, el “tío Chimeneas”, el “tío Juan Ollas”, “los Nanos”, José Clotilde, Felipe Rebelles, “el tío Juan Botas”, “los Peneques”, “los Padillas”, “los Canales”, Juan Portal, “el Resina”, “el Marín”, “Clemente el de José Clemente”, etc.
La Sierra de Somontín también ha sido de gran utilidad para el ganado, y a lo largo y extenso de la misma, han pastado enormes cantidades de ovejas y cabras, guiados por pastores enraizados en nuestro pueblo como el “tío Perdío”, “los Chumbeletes”, “los Cachelas”, “los Conchillos”, etc.