Somontín es de esos pueblos, de los muchos que hay en la provincia de Almería, sobre todo en su interior, que en verano se llenan de «turistas». Es así desde los años 60 del siglo XX.

Esto puede tomarse y gestionarse de dos formas.
La primera es que durante unas semanas de agosto llega al pueblo una gente que viene a ocuparnos lo nuestro: la mesa del bar, el aparcamiento del coche, el espacio en la piscina o a ganar los premios de los torneos deportivos.
Estas incomodidades son difíciles de gestionar, pero algo se puede hacer, como decirle al del bar que esa mesa no se la de a nadie, que es nuestra, dejar el coche aparcado y no salir de casa, así no perdemos el sitio, o programar los torneos deportivos unas semanas antes para que se disputen cuando no haya «turistas».
Pero también se puede tomar de otra forma, que es aprovechar al máximo la oportunidad que se tiene al duplicarse la población durante unas semanas.

Para que todos tengan sitio en el bar, se pueden poner más mesas y contratar a alguien del pueblo para atender ese exceso de demanda, por qué no con la ayuda del ayuntamiento, se pueden crear plazas de aparcamiento preferenciales para los residentes permanentes en aquellos puntos en los que no hay mucho espacio, se pueden establecer unos premios en los torneos para los locales y otros para el resto, por ejemplo.
Si elegimos la primera opción, lo que fomentamos entre todos es que cada vez venga menos gente al pueblo y así podamos pasear tranquilamente, cruzando el pueblo de una punta a la otra sin ver un alma.
Si optamos por la segunda, lo que se crea es riqueza para el pueblo, aunque sólo sea durante unos días, nos reencontramos con gente que hace tiempo que no vemos y queremos y disfrutamos del pueblo en plena ebullición.
Somontín siempre ha sido un pueblo acogedor, lo dicen incluso quienes vienen y no nos conocen. Sigamos siéndolo, sobre todo con los «turistas», porque esta gente si es algo son somontineras y somontineros que vuelven cada año a su pueblo al que quieren, gente que intenta trasmitir a sus hijos y amigos ese amor por su tierra, por sus amigos del pueblo, por su familia. Gente que eligen Somontín frente a mil opciones posiblemente mejores.
De la gente de Somontín depende el futuro del pueblo. Es cuestión de elegir la mejor opción.